El
ajedrez es un juego verdaderamente comprometido, pero
no por ello, si se es principiante, hay que dejarse
intimidar o desilusionarse ante las dificultades.
El juego tiene un valor educativo y es, pese la complejidad
de sus normas, enormemente relajante, porque mantiene
despierto el interes, la atencion y la intuicion.
Otros datos historicos:
El juego fue inspirador de muchas historias
sentimentales.
La chispa amorosa entre Tristan e Isolda saltò,
durante una partida de ajedrez, y Lancelote justificaba
sus visitas a Ginebra aduciendo como pretexto la reciproca
pasion hacia ese juego.
Apacionados ajedrecistas fueron Voltaire y Rosseau.
Precisamente en Paris, en pleno Siglo de las Luces,
se recogieron fondos para organizar campeonatos.
En el siglo XIX la difusion del juego era tan amplia
que se pensò en costruir automas que jugaran
al ajedrez.
En 1924, con la intencion de disciplinar y reglamentar
este juego naciò la FIDE, Federation Internationale
des Echecs.
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